jueves, 20 de enero de 2011

Olvidemonos de la cuesta de Enero, aunque solo sean 3 minutos

Un cubano, que fue en vida muy bueno, al morir, como era de esperar, fue al
Cielo. Llevaba más de mil años disfrutando de la eternidad cuando un buen
día le dijo a Dios:

‘Dios mío, quisiera que me permitieras conocer el Infierno por una noche,
para saber cómo es ese lugar’.

Dios, en su infinita bondad, le dijo: ‘Si es tu voluntad, que así sea’

Nuestro buen hombre se fue esa noche al Infierno.

Bajó hacia su entrada por unas escaleras de mármol blanquísimo.

Vio por doquier luces de neón y una puerta se abrió de manera
espectacular,
dando paso a un Edén surcado por ríos de ron, whiskey, champagne, y
atestado de las mujeres más hermosas que jamás hubiese visto, todas desnudas
llamándolo, bebió a lo bestia, comió cuanto quiso y folló sin parar; en fin,
pasó la mejor noche de su vida y regresó de madrugada al Cielo.

A la mañana siguiente, habló con Dios y le manifestó su deseo de mudarse
definitivamente al Infierno. Dios en su infinita misericordia, nuevamente,
Aceptó.

Arreglados sus asuntos burocráticos de empadronamiento celestial, a la
semana estaba camino del Infierno.

Bajó las mismas escaleras y se abrió nuevamente la puerta, pero esta vez
cayó en una gigantesca olla llena de azufre.

Se hundió en ella mientras el Diablo lo punzaba con su tridente y otro
demonio trataba de meterle un consolador con pinchos por el culo. Con mucho
esfuerzo, logró sujetarse al borde, sacó la cabeza y dijo al Diablo, que
reposaba sentado en su trono:

‘Señor de las tinieblas, ¿qué es esto? Yo estuve aquí la semana pasada y
todo era maravilloso...’

Y el Diablo respondió: ‘Tú, como cubano que eres, ya deberías saber, que
una cosa es ser turista y otra residente.’



Ahi va otro:



La madre superiora, irlandesa de 98 años, estaba en su lecho de muerte
Las monjitas la rodeaban, intentando hacer cómodo su último viaje.

Trataron de darle leche calentita, pero no la quiso.

Una monjita se llevó a la cocina el vaso de leche, recordó una botella
de wisky irlandés que les habían regalado por Navidad y le puso un
buén tanganazo a la leche.

Volvió al lecho de la superiora y le acercó el vaso a la boca.

La superiora bebió un sorbito, luego otro y antes de que se dieran
cuenta, se lo había acabado hasta la última gota.

Las monjitas le dijeron: "Madre, denos una última palabra de sabiduría
antes de morir".


Sin apenas fuerzas, se incorporó un poco y les dijo:

"No vendáis esa vaca".




Y ahora el ultimo, no quiero que sufrais mas:





Zapatero habla con su Secretaria y le dice:

"Cuando muera quiero que entierren mi Corazón en Valladolid,
que fue donde nací, mis Piernas en los alrededores de León,
donde caminé todas las mañanas y me formé como político,
mi Estómago en el jardín en casa de mi abuela
donde siempre comía esas riquísimas empanadas que ella hacía ..."

La secretaria le interrumpe:

"Entonces señor Presidente, el Culo se lo vamos a tener que rallar, porque
la cagada ha sido a nivel NACIONAL”.





2 comentarios:

  1. Jajajajaja...me ha gustado especialmente el primero.

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  2. Muy buenos, jajajajaja. Siempre viene bien unas risas para sobrellevar el día. Saludos.

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En esta etapa, nada va a cambiar, aqui se escribe libremente, quien insulte a otro contertulio, el sera el unico responsable de lo que escriba. No me cansare de decir, que aqui, no se censura a nadie.